"Restauraciones" de arte en España que parecen una venganza
Fueron hechas por personas inexpertas.
El rostro deforme de la escultura de una fachada del centro de la ciudad de Palencia se añade a una larga lista de "restauraciones" fallidas del patrimonio artístico e histórico español llevadas a cabo por inexpertos, y que encabeza, como no, el famoso fresco del 'Eccehomo' del pueblo de Borja, en la provincia de Zaragoza (noreste).
Son tantas que podrían tener su propio museo, pero los restauradores profesionales andan escandalizados.
"Eso no es una restauración, eso es un acto vandálico", denuncia el presidente de la Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España (ACRE), Francisco Manuel Espejo Jiménez.
De la misma manera que "solo los médicos pueden curar y ejercer la medicina", argumenta en una entrevista con EFE, solo los restauradores deberían estar acreditados para intervenir en el patrimonio.
Al parecer, la estatua del edificio de Palencia fue remodelada hace varios años, pero saltó recientemente a la actualidad tras la denuncia de un pintor local, ya que fue obra, probablemente obra, de alguien sin una titulación específica. "Un conservador jamás haría algo así", zanja Espejo Jiménez.
El desaguisado -que la comunidad de propietarios se ha comprometido a solucionar- ha sido recogido en medios de comunicación nacionales e internacionales.
Y hace recordar al 'Eccehomo' de la iglesia de Borja y a su improvisada "restauradora", Cecilia Giménez Zueco, cuya desastrosa obra dio la vuelta al mundo y convirtió a su localidad en un lugar de peregrinación de curiosos que se fotografían en el lugar
El 'Eccehomo' acabó en camisetas y todo tipo de productos comerciales; Cecilia tuvo hasta una ópera que contaba la historia y a los 82 años consiguió una fama para ella y para el pueblo que jamás se hubiera podido imaginar.
Restauraciones que parecen venganzas
Según recuerda el especialista, solo llegan a trascender aquellas intervenciones que "quedan mal" -como los casos de Borja y Palencia-, pero hay restauraciones que, aunque a primera vista parece que están mejor, también son "un atropello" al patrimonio nacional.
Es bastante habitual el repintado y retallado de imágenes religiosas por manos inexpertas que terminan convirtiéndose en obras completamente diferentes; se pueden encontrar en iglesias de toda España y apenas llaman la atención.
Fue lo que pasó en Rañadoiro (Asturias, norte) hace unos dos años, cuando una vecina repintó las tres tallas de la iglesia local, que está protegida patrimonialmente, con vivos y llamativos colores -fucsia, verde o añil-, y que seguro no se parecen en nada a las originales del siglo XV.
La restauración permaneció a la vista de la veintena de habitantes del pueblo, con el visto bueno del cura durante meses y sin ningún escándalo, hasta que salió en procesión y alguien dio la voz de alarma. El Gobierno regional asturiano abrió una expediente, ya que consideró que se trataba "más una venganza que de una restauración".
Para que una obra sea restaurada correctamente tiene que seguir los criterios técnicos nacionales e internacionales y, sobre todo, "tiene que ser reversible", recuerda Espejo.
"Hay que hacer mucha labor pedagógica", subraya, al mismo tiempo que denuncia la ausencia de la figura del restaurador profesional en las leyes de patrimonio nacional y regional, así como una homologación en las titulaciones de la profesión.
¿San Jorge o Tintín?
El 'Eccehomo' de Borja, la estatua de Palencia o las figuras de Rañadoiro no son casos únicos. Hace unos meses, en Valencia (este) un propietario llevó una copia de una 'Inmaculada' del pintor barroco español Bartolomé Esteban Murillo a limpiar y le devolvieron una imagen de la Virgen prácticamente irreconocible y más propia de un niño, que ahora se conoce como el 'Eccehomo de Valencia'.
Más lejos llegó hace un par de años la restauración de la parroquia de San Miguel de Estella (Navarra, norte). Donde antes había una imagen de San Jorge del siglo XVI, con la lanza en mano matando al dragón, apareció un personaje que se parecía más al personaje de cómic Tintín y que también dio la vuelta al mundo.
El revuelo se saldó con dos multas, para el encargado de la intervención y para la propia iglesia (6.000 euros), y el gasto de más de 30.000 euros para una restauración completa por parte del Arzobispado.
Estos casos no son únicos en el mundo. Según el presidente de la ACRE, "por desgracia" también pasan en otros países, aunque probablemente el más popular sea la desfiguración de Borja.
La regulación del sector es importante pero también hacer "pedagogía entre el público", asegura Espejo, que cree que lo que está en juego es el patrimonio nacional, que habría que dejar en las mejores condiciones posibles a las siguientes generaciones.
EFE